Archive for diciembre 2012

Vuelta a casa

¿Quién me iba a decir a mí que me iba a dar esta vena escritora?  Ejem, ejem… Decir escritora quizás es demasiado pero he descubierto que es una forma de plasmar las ideas que vienen a mi mente y que, la verdad. no son pocas. Confieso que la primera intención al sentarme ante el ordenador ha sido ponerme a divagar sobre la Navidad, el Año Nuevo y todas esas cosas tan típicas como el turrón el Almendro que suelen acaparar el protagonismo por ‘estas fechas tan señaladas’ (según escribo estas cuatro últimas palabras sonrío mientras me parece escuchar el discurso de Nochebuena del Rey).

 

Y eso que a mi no me gustan nada las navidades. Me recuerdan demasiado a mi madre y me ponen muy triste y sensiblona… De hecho hace unos días pensé que tenía que encontrar alguna excusa para saltarme durante una semana mi cita con el blog pero ‘en estas fechas tan señaladas’ (jajaja) algo tenía que pasar para no permitírmelo.  No ha sido pequeña la que se ha formado y aquí estoy y no precisamente para escribir de las mismas chorradas de siempre por ‘estas fechas tan señaladas’ (el Rey sigue hablando). Ahí va: Se acabó mi contrato con Tarsus y, por muy 28 de diciembre que fuera cuando saltó la noticia, NO es broma.


Hablemos un poco en serio. Amigos estos tres meses en Turquía han sido duros. El baloncesto, supongo que como otros ámbitos de la vida, te lleva a lugares, a países con culturas muy diferentes a la tuya y la verdad es que una ya no lo lleva tan bien como antes. No se sí será porque llevo mucha carretera recorrida o quizás porque me fui de casa de mis padres a los 14 años, en la temporada 91/92 para regresar a Madrid en la 2010/11, o quizás por los 20 años que llevo jugando como profesional, pero lo cierto es que hay situaciones que cada vez se vuelven más cuesta arriba. Sí, es verdad que sigue habiendo satisfacciones pero quizás no compensan.

 

Reconozco que lo de tener que cambiar de manera radical de estilo de vida lo he llevado bastante mal y, después de valorarlo todo, el club y yo nos hemos sentado y se ha llegado al acuerdo de rescindir el contrato. Un acuerdo mutuo y, como siempre se dice, todos tan contentos aunque que nadie os engañe en estos casos siempre hay unos que quedan más contentos que otros…

 

Lo que sí tengo que decir muy claro es que me siento afortunada de haber competido en la liga turca, sin duda la más dura en la que haya jugado nunca. En este país cada partido es a cara de perro, no hay rival fácil, el nivel de las jugadoras extranjeras es buenísimo y debo decir que me siento muy satisfecha de poder decir que, pese al idioma y pese a las diferencias culturales, he hecho amistades que formarán parte de mi para el resto de mi vida. Estoy orgullosa de ver como he dejado huella en muchas personas, como ellas también han dejado su huella en mi para siempre. Orgullosa porque en situaciones como las que he vivido he visto claramente que mi existencia se construye alrededor de unos valores y una educación que hacen que la gente te respete y te quiera.  En definitiva dejo Turquía con el orgullo de ser fiel a unos ideales y un modelo de vida.


Ojalá que el que ahora ya es mi exequipo, Tarsus, siga compitiendo como lo hemos estado haciendo y de esa forma pueda acabar la Liga lo más alto posible. Ojalá mis excompis mantengan ese tercer puesto en el que ahora estamos. ¡Perdón, están!

 

Desde este blog quiero hacer público mi agradecimiento a todas mis compañeras, al fisio, a los entrenadores y GM y, claro, a la afición por todo el apoyo y cariño que he recibido.


Y ahora ya sí me despediré con el típico feliz 2013. Seguro que este año lo petamos y el 13 nos traerá cosas buenas, muy buenas. A mi, por ejemplo, me trae de vuelta a España y después de 20 años por fin podré irme de puente… ¿Puente? ¡Por Dios! ¿qué es eso…? Jamás me he podido ir de Puente y es una de esas ilusiones tan simples pero tan importantes en la vida. ¿Cuándo es el siguiente? Jejeje

 

En fin, lo primero que quiero es disfrutar un poquito de lo míos, ir a ver a mi familia en el País Vasco y disfrutar de mi misma, relajarme. Necesito un break, como dicen las yankees, pero… don’t worry i will be back soon! O lo q es lo mismo ¡volveré pronto!


Hasta entonces amigos… en estas fechas tan entrañables… Felices 13, perdón quiero decir: ¡Feliz 2013!

Pd: Viva el 13, ¿puede tener un número más personalidad? No lo creo

 

Feliz Navidad

Estas serán mis primeras Navidades fuera de casa y la verdad que tengo que reconocer que intuyo que las viviré con mucha pena. Para ser sincera me he trazado un plan que pasa por ocupar mi mente en menesteres como baloncesto, fisioterapia, etcétera… Original ¿eh?

Sospecho que, como es lógico, los pensamientos acabarán volando hasta mi casa y los míos… Pero también quiero tener un recuerdo con todos vosotros que me seguís y me acompañáis en este blog.

Paso muy buenos ratos escribiendo y recordando pasajes de mi vida y agradezco que querais compartirlos conmigo. Por eso hoy intento llegar a muchos de esos rincones desde donde me leeis y os quiero felicitar las fiestas a todos…

Feliz Navidad / Merry Christmas / Mutlu Noeller / Joyeux Noël / Feliz Natal / Buon Natale / Frohe Weihnachten / Veselé Vianoce / Veselé Vánoce / С Рождеством / Boldog Karácsonyt / God Jul / Wesołych Świąt / Glædelig jul / Crăciun fericit / Vesel božič / Gelukkig kerstfeest / Zalig Kerstfeest / Nodlig mhaith chugnat ….

Mis yayos y la historia del Trugo

La distancia enciende mis sentimientos y cada día añoro más estar cerca de los míos… Los tengo muy presentes y quizás es por eso que los recuerdos asociados a ellos se me acumulan en la cabeza hasta provocarme sonrisas silenciosas que afloran en mi rostro en cualquier momento del día. ¡Cómo entiendo ahora a esos que hablan de la dulzura de la sonrisa! En concreto muchos de los recuerdos que emocionan mi día a día van asociados a dos figuras que están muy presentes en mi vida, mis yayos.

 Tengo la inmensa suerte no sólo de tenerlos sino además de tenerlos muy cerca y no puedo dejar de gritar a los cuatro vientos que son maravillosos, entrañables, adorables pero, sobre todo, buenas personas. Para mí son los mejores abuelos como también me parecen los mejores padres. Están presentes hoy pero echo la vista atrás y muchos de los mejores momentos de mi vida están vinculados a ellos. Aquellas tardes jugando al cinquillo, los cocidos esperándome después de cada carrera o partido, las historias de mi abuelo sobre sus vivencias, los fines de semana que pasaba en su casa…

 Su casa, ¿qué más podía pedir una niña inquieta? Allí tenía el mejor sitio del mundo para perderme, una casa grande y antigua, con su despensa, los patios con sus higueras, la caseta para los perros y aquellas grandes tinajas en las que, después de la vendimia, mi abuelo aguardaba el tiempo pertinente para que el vino fermentase y después poder degustarlo acompañado de su mítico ritual: Un primer sorbo, unos segundos de espera y su voz diciendo ¡chapó! En esos momentos no había otro vino mejor en España que el suyo, ya fuera un Marqués de Cáceres o un Rivera de Duero, ninguno sabía mejor que el que él pisaba en persona con sus amigos. Después, y siempre con mi yaya acompañándole, llegaba el momento de disfrutarlo en cada comida y cada cena.

Con mis yayos

Con mis yayos

 

De aquella época viene una de esas historias que me acompañará toda mi vida, la del Trugo. Como ya os he comentado todos los fines de semana mis padres nos dejaban en casa de los yayos y Amayita, que es como me han llamado en familia durante muchos años -hasta el nacimiento de mi sobrina Amaya a la que ya os podéis imaginar como denominamos-, no podía ser más feliz. Eran días de aventuras que también se alargaban cuando llegaba la noche. Y es que el momento de irme dormir también era muy especial para mí.

Casi siempre acababa en la cama de mis yayos, dispuesta a pedirle a él que me contará una de sus aventuras en la viña con su perro Sultán y sus dos magníficos pastores alemanes. Como un auténtico rey de la paciencia él cada día se inventaba una historia distinta que yo disfrutaba mientras que la verdadera reina de la paciencia, mi pobre yaya, acababa por irse a dormir a otra habitación. Y es que la niña inquieta, entre historia e historia, no paraba de dar patadas. Fueron muchas noches de aventuras hasta que me conseguía dormir y un día, al despertarnos, surgió la historia de Trugo. Sucedió entre sueños, cuando mi imaginación despierta por todas las increíbles historias que escuchaba de boca de mi yayo, se disparó hasta crear una nueva. Era una en la que aparecía un monstruo sin rostro pero con un nombre claro ¡el Trugo !

 Nunca una pesadilla ha durado tanto y ha acabado por convertirse en gran recuerdo. El Trugo, mi Trugo acabó siendo una de las peñas del Pool Getafe, equipo en el que jugué. También se convirtió en el nombre del precioso perro que tiene mi tío Fernando, un border collie. El Trugo pasó de ser un monstruo a convertirse en el recuerdo imborrable de una de las etapas más preciosas de mi vida, la que pasé junto a mis yayos.

 Les quiero tantooooo.

Dentro de poco les veré. ¡Cuánto deseo de que llegue el momento de celebrar el Año Nuevo! ¡Qué ganas de comerme las uvas junto a ellos! ¡Qué ganas de abrazarlos! ¡Quiero expresarles lo mucho que significan para mí!

 

Quiero gritar a los cuatro vientos: ¡OS QUIERO!

Juventud, divino tesoro

Corren tiempos en los que nos fijamos mucho en los nuevos talentos, en las nuevas promesas del deporte español. Fans, aficionados, algún que otro medio… aparecen las comidillas y se escucha ese rún, rún tan habitual: “Ésta llegará, ésta se va a quedar, ésta se va a convertir en la próxima tal o cual, ésta tiene muy malas influencias, ésta, ésta… ¡Dejemos de tantas «éstas»! Lo que hace falta es que evolucionen como deben y tampoco creo que sea bueno que entremos en comparaciones, y menos en comparaciones con hombres. Que si la Garbajosa, la Pau, la Ibaka, la equivalente a Ricky… Mi opinión es que todo esto perjudica más que beneficia.

 

En los tiempos en los que yo era una joven promesa no teníamos internet y casi no había prensa, por lo tanto todas esas líneas y artículos que se escriben ahora y en los que aparecen estas comparaciones se quedaban en unas escuetas líneas en las que se decía aquello de “promete” y, como mucho, unas valoraciones que iban de 1 a 3. No nos equivoquemos que no estoy en contra de ello y me parece fantástico el seguimiento de la prensa, radio y televisión, me refiero más al enfoque. Digo esto porque creo que, como sucede en muchas otras especialidades, seguro que hay muchas deportistas que se quedarán en el camino y el palo será mucho más grande, tanto para ellas como para los aficionados, si se disparan demasiado expectativas a su alrededor. Ahora grandes talentos aseguro que hay muchos aunque no pienso dar ningún nombre porque seguro que la lío si lo hago y me dejo a alguien…

 

 En mi caso me tocó escuchar que era el relevo de Blanca Ares y cada persona es un mundo y es diferente. De mi ya hay unas cuantas sucesoras y tengo que decir que todas con un talento y un físico increíble pero van ser ellas mismas las que escriban su propia historia.  Son importantes por ellas mismas, no por parecerse a… Así lo hicieron en su día Rocío Jiménez, Carolina Mújica, Wonny Geuer, Anna Junyer, Mónica Mesa, Blanca Ares,  Paloma Sánchez, Laura Grande, Pilar Valero, Ana Belén Álvaro… cito a increíbles jugadoras y me dejo muchas más. De todas aprendí y en todas ellas me fijé. Incluso tengo que confesar que de todas ‘robé’ algo que me ha ayudado a ser mejor jugadora.

 

Cuando se es joven, se tiene que aprovechar todo. Hay que poner en alerta los cinco sentidos y aprender. Somos un cuerpo y una mente en continua evolución y en esa juventud hay que tratar de ser muy consciente de ello porque es el momento de aprovechar la fuerza y la ambición que se tiene con esas edades para hacernos mejores, para demostrarnos que somos capaces de conseguir y evolucionar cada día. Hay un examen cada día que se tiene que aprobar y un objetivo que hay que cumplir que es el de irse a la cama sabiendo que somos un poquito mejores que por la mañana. En la vida del deportista se aprende de todo y siempre. Si no es por una cosa es por otra. Si no es entrenando es en el algún viaje y si no de la jugadora que tienes enfrente durante el partido. Hay tantas cosas… Ojalá cuando eran jovencita hubiera sabido la mitad de las cosas que sé ahora porque habría sido muchísimo mejor jugadora. De eso no tengo la menor duda.

 

En mis años mozos, con la Universidad de Salamanca

En mis años mozos, con la Universidad de Salamanca

 

España es hoy la reina de las medallas. Igual que en mis tiempos el país que arrasaba era CCPP, nosotras arrasamos ahora. En todos los Europeos, en todas las categorías hay chicas que seguro harán historia, que serán las referencias de nuestro baloncesto, pero lo que me gustaría es que sean reconocidas no como las sucesoras de… o las que jubilarán a fulanita o menganita. Que sean reconocidas por ellas mismas y que mientras, puedan aprender de las jugadoras que están a su lado o enfrente. Que sepan que siempre hay alguien que sabe hacer algo mejor q tú. Me gustaría más que les llegara ese mensaje que el de verse comparadas con nadie.

 

Para conseguir todo eso hay que seguir trabajando desde la constancia y desde el sacrificio. Ése es el secreto: Entrenar, entrenar y volver a entrenar. Ser honests una misma y trabajar en todo lo que se cree que se debe mejorar para estar lo más cerca posible de esa que siempre es mejor que tú. Es la clave.

 

Yo siempre veía en las rivales cosas que no podía hacer y ahí que iba los lunes antes de entrenar con el equipo, a hacer movimientos que me habían impresionado durante el fin de semana de alguna rival o de algún partido que había visto en televisión (generalmente de chicos que era los que televisaban). Así he conseguido algo que creo que es uno de mis fuertes dentro de una pista de baloncesto y que no es otra cosa que saber hacer un poquito de todo. No me considero especialista en nada pero sí que hago de todo. Es algo que se impone hoy en día. Ya no se ven jugadoras que tengan la mano izquierda para ponerse bien la coleta. Se requiere ser buena en todas las facetas del juego y en caso contrario te quedas a medio camino.

 

¡Ah! y no es sólo es entrenar, también es saber tomar decisiones, elegir bien los equipos… Al final es un cúmulo de muchas cosas y en lo personal debo decir cuando lanzo la vista atrás y cuando veo los pasos que di en su día, creo que no me equivoqué ni un poquito. Pero que nadie piense, como dicen algunos, que lo tuve fácil siempre. Eso es mentira. He chupado banquillo tela marinera y me lo pusieron difícil en muchas ocasiones lo que creo que me hizo mejor jugadora.

 

Oigo algunas cosas que parecen que están de moda últimamente como negociar en los contratos cosas como estar en el quinteto inicial, tener tantos minutos de juego, asegurar tal o cual posición… ¿estamos locos? Eso se gana en la pista y a lo mejor un día te toca jugar de 3 y otro de 1,  el básket es así. En los equipos, con 15 años o con 36, estamos para ganarnos el puesto y hacernos mejores está en nuestra mano igual que el ser titular o no. Los entrenos, al margen de para mejorar, también están para ganarnos cosas.

 

Ahora hay muchísimos más medios para ser mejor, para conseguir nuestros sueños así que no los desaprovechéis y disfrutar del camino, aunque sea duro. A veces se viven sinsabores pero no hay nada fácil en esta vida y ya lo dice la frase: El que algo quiere algo le cuesta… Dinero, sudor y muchas lágrimas. No os olvidéis de algo importantísimo, hay que invertir en uno mismo, aprovechar que hay cosas como campus de tecnificación, entrenadores personales, psicólogos, coach, físios…  para ser mejores, que no es lo mismo que ser las mejores. Se llegue o no se llegue, si se intenta y se es consciente de haber hecho todo lo posible, al final queda esa satisfacción.

 

Ánimo a todas, y también a todos. El futuro está en vuestras manos.  ¡No dejéis para mañana lo que podáis hacer hoy!

‘Demasié pal body’

¡Hola a todos! Antes de nada tengo que gritar a los cuatro vientos que por fin conseguimos ganar en Euroliga… Trabajo nos ha costado, la verdad. Trabajo, sudor y muchas horas de vuelo que tienen sus consecuencias. Han aparecido los dolores de espalda por culpa de estos viajes que para mis huesos se han vuelto insufribles. Si os digo la verdad para mí esto de viajar ha perdido su gracia y es que ya no es igual que en mis tiempos mozos. Antes me encantaba llegar a las ciudades, entrenar y salir a dar una vuelta para hacer un poquito de turismo… ¡Qué tiempos! Esos días se acabaron y, pese a que en las nuevas tecnologías nos lo ponen muy muy fácil, cada vez me gustan menos.

 

El otro día lo comentaba con mis compis y les contaba cómo eran las cosas cuando empezaba a viajar en Euroliga con el Dorna Godella de mi querido Miki Vukovic allá por el año… mejor no decirlo ¿verdad? La conclusión es que aquello sí que eran viajes. Sin wifi, sin pelis que poder ver en el Ipad, sin ordenadores portátiles, con nuestro discman a cuestas y nuestro libro de turno teníamos más que de sobra. Al llegar al hotel nada de televisión con canales extranjeros, canales autóctonos y a enterarnos de lo que pudiéramos. ¡Cómo ha cambiado la vida por Dios…!  Eso sí que era sentirse como Willy Fog.

 

Una vida entre aeropuertos

Una vida entre aeropuertos

Ahora nos quedamos sin internet y nos morimos. Por eso confieso que lo único que veo es el itinerario, las escalas y las horas de vuelo. Calculo el tiempo perdido en cada aeropuerto, preguntándome cómo estarán mis piernas después de cada viaje. Sí es verdad que mirando atrás sonrió porque me sorprende como la vida ha cambiado, como el baloncesto ha cambiado y como yo he ido madurando, creciendo y haciéndome mujer a la vez que me iba haciendo jugadora. ¿No tendría que quejarme tanto, no? Va una intimidad: Soy una quejica… Sí, sí me quejo siempre. Es un defecto de fábrica… Pero también estoy cambiando a mis 36 primaveras porque la vida no deja nunca de enseñarnos cosas. «C’est la vie».

 

A lo que íbamos que me enrollo como las persianas… pero es que hay días que me parece que hay tanto que contar…

Esta victoria con Tarsus sabe muchísimo mejor que otra cualquiera. Me imagino que muchos de los que estáis leyendo este blog no sabréis que mi club todavía no ha disputado ni un solo partido en nuestro pabellón, en Tarsus. Os podéis imaginar la paliza y los kilómetros que llevamos encima teniendo todos los encuentros fuera de casa, tanto los de Europa como los de la liga turca. Como decía mi madre «demasie pal body»..

 

¿Cuál es la razón de que suceda esto? Resulta que este año se celebran los Juegos del Mediterráneo en Mersin, ciudad a la que pertenece Tarsus, y el pabellón está en obras para acondicionarlo. En definitiva, que no estará terminado hasta diciembre y aunque en principio nos decían que podríamos jugar allí el día 12, ya nos han informado que no podrá ser… Así que nuestro gozo en un pozo y el partido que debíamos jugar de la segunda vuelta contra el Sparta&K de Moscú lo tendremos que disputar en Adana (a 40 kilómetros de Tarsus en un pabellón donde juega el Botas tanto la liga turca como la Eurocopa).

 

Nada, que al final os he soltado todo esto rollo para terminar por hablar de lo mismo que al principio y es que esta victoria nos ha sabido a gloria porque así da gusto volver a casa, aunque sea sólo un día para volver a hacer la maleta y ponernos en marcha de nuevo. Tarsus ha hecho historia al lograr su primera victoria y yo he batido récord en kilómetros en dos meses y medio de competición.

Con la maleta a cuestas o viceversa

Con la maleta a cuestas o viceversa

 

Para el próximo verano ya tengo plan: Nada de viajes, nada de aviones porque como decía la canción de Mecano ¡me quedo en Madrid!

 

¡Extra, extra! Noticias de última hora: En el último partido de liga turca (ganamos) sufrí un pequeño accidente con una de las americanas del otro equipo. Resulta que me dio un codazo en toda la nuca que mandó al suelo y me tuvo diez minutos en los que apenas pude moverme. La verdad que me asusté bastante…

 

Me tuvieron que llevar al hospital para las pruebas y me hicieron unas resonancias a nivel de cuello y lumbar pero había que complicarlo un poco, jeje. Tengo un pequeño problema porque siento claustrofobia cuando me encuentro en espacios pequeños y no pude hacerme el resto de las pruebas en el hospital de Tarsus, que por cierto está fenomenal, porque no podía meterme en la máquina. Para que no me enterara me querían pinchar anestesia… ¿estamos locos??? Al final me llevaron a Adana donde hay un centro radiológico con máquinas de resonancias abiertas y yo tan contenta. Los resultados no han podido ser mejores pese a que he estado dos días sin apenas poder caminar. No tengo nada serio más que un cuerpo hipercontracruzado por el tremendo golpetazo que me llevé. Ahora unos días de reposo y tratamiento y ¡de vuelta en las pistas!