Corren tiempos en los que nos fijamos mucho en los nuevos talentos, en las nuevas promesas del deporte español. Fans, aficionados, algún que otro medio… aparecen las comidillas y se escucha ese rún, rún tan habitual: “Ésta llegará, ésta se va a quedar, ésta se va a convertir en la próxima tal o cual, ésta tiene muy malas influencias, ésta, ésta… ¡Dejemos de tantas «éstas»! Lo que hace falta es que evolucionen como deben y tampoco creo que sea bueno que entremos en comparaciones, y menos en comparaciones con hombres. Que si la Garbajosa, la Pau, la Ibaka, la equivalente a Ricky… Mi opinión es que todo esto perjudica más que beneficia.

 

En los tiempos en los que yo era una joven promesa no teníamos internet y casi no había prensa, por lo tanto todas esas líneas y artículos que se escriben ahora y en los que aparecen estas comparaciones se quedaban en unas escuetas líneas en las que se decía aquello de “promete” y, como mucho, unas valoraciones que iban de 1 a 3. No nos equivoquemos que no estoy en contra de ello y me parece fantástico el seguimiento de la prensa, radio y televisión, me refiero más al enfoque. Digo esto porque creo que, como sucede en muchas otras especialidades, seguro que hay muchas deportistas que se quedarán en el camino y el palo será mucho más grande, tanto para ellas como para los aficionados, si se disparan demasiado expectativas a su alrededor. Ahora grandes talentos aseguro que hay muchos aunque no pienso dar ningún nombre porque seguro que la lío si lo hago y me dejo a alguien…

 

 En mi caso me tocó escuchar que era el relevo de Blanca Ares y cada persona es un mundo y es diferente. De mi ya hay unas cuantas sucesoras y tengo que decir que todas con un talento y un físico increíble pero van ser ellas mismas las que escriban su propia historia.  Son importantes por ellas mismas, no por parecerse a… Así lo hicieron en su día Rocío Jiménez, Carolina Mújica, Wonny Geuer, Anna Junyer, Mónica Mesa, Blanca Ares,  Paloma Sánchez, Laura Grande, Pilar Valero, Ana Belén Álvaro… cito a increíbles jugadoras y me dejo muchas más. De todas aprendí y en todas ellas me fijé. Incluso tengo que confesar que de todas ‘robé’ algo que me ha ayudado a ser mejor jugadora.

 

Cuando se es joven, se tiene que aprovechar todo. Hay que poner en alerta los cinco sentidos y aprender. Somos un cuerpo y una mente en continua evolución y en esa juventud hay que tratar de ser muy consciente de ello porque es el momento de aprovechar la fuerza y la ambición que se tiene con esas edades para hacernos mejores, para demostrarnos que somos capaces de conseguir y evolucionar cada día. Hay un examen cada día que se tiene que aprobar y un objetivo que hay que cumplir que es el de irse a la cama sabiendo que somos un poquito mejores que por la mañana. En la vida del deportista se aprende de todo y siempre. Si no es por una cosa es por otra. Si no es entrenando es en el algún viaje y si no de la jugadora que tienes enfrente durante el partido. Hay tantas cosas… Ojalá cuando eran jovencita hubiera sabido la mitad de las cosas que sé ahora porque habría sido muchísimo mejor jugadora. De eso no tengo la menor duda.

 

En mis años mozos, con la Universidad de Salamanca

En mis años mozos, con la Universidad de Salamanca

 

España es hoy la reina de las medallas. Igual que en mis tiempos el país que arrasaba era CCPP, nosotras arrasamos ahora. En todos los Europeos, en todas las categorías hay chicas que seguro harán historia, que serán las referencias de nuestro baloncesto, pero lo que me gustaría es que sean reconocidas no como las sucesoras de… o las que jubilarán a fulanita o menganita. Que sean reconocidas por ellas mismas y que mientras, puedan aprender de las jugadoras que están a su lado o enfrente. Que sepan que siempre hay alguien que sabe hacer algo mejor q tú. Me gustaría más que les llegara ese mensaje que el de verse comparadas con nadie.

 

Para conseguir todo eso hay que seguir trabajando desde la constancia y desde el sacrificio. Ése es el secreto: Entrenar, entrenar y volver a entrenar. Ser honests una misma y trabajar en todo lo que se cree que se debe mejorar para estar lo más cerca posible de esa que siempre es mejor que tú. Es la clave.

 

Yo siempre veía en las rivales cosas que no podía hacer y ahí que iba los lunes antes de entrenar con el equipo, a hacer movimientos que me habían impresionado durante el fin de semana de alguna rival o de algún partido que había visto en televisión (generalmente de chicos que era los que televisaban). Así he conseguido algo que creo que es uno de mis fuertes dentro de una pista de baloncesto y que no es otra cosa que saber hacer un poquito de todo. No me considero especialista en nada pero sí que hago de todo. Es algo que se impone hoy en día. Ya no se ven jugadoras que tengan la mano izquierda para ponerse bien la coleta. Se requiere ser buena en todas las facetas del juego y en caso contrario te quedas a medio camino.

 

¡Ah! y no es sólo es entrenar, también es saber tomar decisiones, elegir bien los equipos… Al final es un cúmulo de muchas cosas y en lo personal debo decir cuando lanzo la vista atrás y cuando veo los pasos que di en su día, creo que no me equivoqué ni un poquito. Pero que nadie piense, como dicen algunos, que lo tuve fácil siempre. Eso es mentira. He chupado banquillo tela marinera y me lo pusieron difícil en muchas ocasiones lo que creo que me hizo mejor jugadora.

 

Oigo algunas cosas que parecen que están de moda últimamente como negociar en los contratos cosas como estar en el quinteto inicial, tener tantos minutos de juego, asegurar tal o cual posición… ¿estamos locos? Eso se gana en la pista y a lo mejor un día te toca jugar de 3 y otro de 1,  el básket es así. En los equipos, con 15 años o con 36, estamos para ganarnos el puesto y hacernos mejores está en nuestra mano igual que el ser titular o no. Los entrenos, al margen de para mejorar, también están para ganarnos cosas.

 

Ahora hay muchísimos más medios para ser mejor, para conseguir nuestros sueños así que no los desaprovechéis y disfrutar del camino, aunque sea duro. A veces se viven sinsabores pero no hay nada fácil en esta vida y ya lo dice la frase: El que algo quiere algo le cuesta… Dinero, sudor y muchas lágrimas. No os olvidéis de algo importantísimo, hay que invertir en uno mismo, aprovechar que hay cosas como campus de tecnificación, entrenadores personales, psicólogos, coach, físios…  para ser mejores, que no es lo mismo que ser las mejores. Se llegue o no se llegue, si se intenta y se es consciente de haber hecho todo lo posible, al final queda esa satisfacción.

 

Ánimo a todas, y también a todos. El futuro está en vuestras manos.  ¡No dejéis para mañana lo que podáis hacer hoy!